—¿Por qué duermes tanto? —preguntó el corazón. —Porque cuando duermo, dejo de pensar en lo que tú sientes —respondió el cerebro. Y así, por unas horas, no me hundo contigo.
Leer másDudamos de nosotros mismos mucho más de lo que nos atrevemos a admitir. Es un susurro constante que nos hace cuestionar cada decisión y cada paso que damos. Y cuando esa duda se vuelve muy fuerte, ¿qué hacemos? La mayoría de las veces, salimos a buscar respuestas en los demás. La duda que tenemos de nosotros mismos está directamente conectada con la necesidad de aprobación ajena. Buscamos que sean otros los que definan qué es significativo para nosotros.
Leer másEn una ocasión quise cancelar unas deudas pendientes, así que decidí vender mis muebles para cumplir con esa responsabilidad. Apareció un comprador que decidió adquirirlos todos y me propuso pagarme en seis cuotas mensuales. Firmamos una escritura con un abogado e hicimos el trato.
Leer másHace unos años, yo también creía que mi vida estaba libre de ansiedad. Para mí, la ansiedad era algo que solo afectaba a los demás. Mi percepción cambió por completo cuando fui invitado a hacer un simple ejercicio: sentarme en el sofá de mi sala por unos minutos sin hacer absolutamente nada.
Leer másDe niño, en tiempo de vacaciones, nuestra mayor distracción era pasar un rato acostados viendo caricaturas. En algún momento, mi mamá pasaba muy enojada diciendo que apagáramos la televisión y buscáramos qué hacer, porque no quería "haraganes" sin hacer nada en la casa. Rápidamente nos asignaba los quehaceres. Allí aprendí, sin darme cuenta, que descansar era sinónimo de ser un haragán y de perder el tiempo. Ya de adulto, era incapaz de tomar vacaciones; hacerlo me hacía sentir culpable.
Leer másEn mi adolescencia, entrenaba natación. Era un atleta federado y mi único enfoque en ese entonces era ser mejor que los demás. Me comparaba todo el tiempo con otros nadadores, y eso creaba en mí una frustración constante, la sensación de que siempre había algo en mí que no estaba bien porque no me parecía a los otros. Hasta que empecé a entrenar con un profesor asiático. Al darse cuenta de mi enfoque, me dijo con claridad:
"Eres un excelente nadador, pero tienes una sola dificultad que te impide superarte.
Tu problema es que estás enfocado en querer ser mejor que los demás y no en superarte a ti mismo".
Leer másQué ironía, ¿verdad? Vivimos en una época con acceso a más información que nunca, y aun así, rara vez nos sentimos seguros. Queremos certezas, nos gustan tanto las garantías externas que, en lugar de escuchar nuestra fuerte voz interna, nos llenamos de miedo y buscamos respuestas en los demás.
Leer másEstamos en tiempos de miedo y ansiedad. Vivimos con el miedo a perder y con la inseguridad de no tener lo suficiente. Quizás tu primer pensamiento al levantarte es: "No dormí lo suficiente", seguido de un "ya no tengo suficiente tiempo". Sean ciertos o no, esos pensamientos de insuficiencia los tenemos en automático, antes siquiera de pensar en cuestionarlos.
Leer másHay una sensación que todos conocemos: un nudo en el pecho que aparece cuando sientes que has fallado. A veces, ese nudo se queda ahí, pesado, y no importa cuánto intentes, no desaparece. Conozco a una persona que vive con ese peso a diario
Leer másRecuerdo que en una ocasión, el pastor de la iglesia a la que asistía no tenía dinero para pagar la letra de su camioneta nueva. Hablando conmigo, me dijo que si yo estaba dispuesto a ofrendarle, Dios me bendeciría en gran manera. Yo acababa de recibir un cheque por mi trabajo y, movido por mi emocionalismo, mi deseo de aprobación y por mi patrón erróneo de vida, decidí endosarle el cheque completo. Lo que había olvidado era que con ese mismo dinero tenía que pagar la luz, el agua y hacer el supermercado para mi casa.
Leer más