La voz que hemos olvidado escuchar

Qué ironía, ¿verdad? Vivimos en una época con acceso a más información que nunca, y aun así, rara vez nos sentimos seguros. Queremos certezas, nos gustan tanto las garantías externas que, en lugar de escuchar nuestra fuerte voz interna, nos llenamos de miedo y buscamos respuestas en los demás.

Es un patrón familiar. Nos sorprendemos preguntando a los demás: "¿Qué opinas? ¿Debería hacerlo? ¿Crees que es una buena idea?". Y casi siempre justificamos nuestra pregunta diciendo: "No estoy seguro de lo que debería hacer". Pero mi primera pregunta a quien dice eso siempre es la misma:

"¿Qué dice tu intuición?".

Solemos decir que no estamos seguros cuando, en realidad, se trata de que no tenemos ni la menor idea de lo que dice nuestro instinto, porque hace mucho que dejamos de escucharlo. Pedimos opiniones porque no confiamos en lo que ya sabemos, en ese susurro que viene desde adentro. Es más fácil que alguien más nos dé una respuesta, porque así compartimos la culpa si las cosas no salen bien. Nos cuesta tomar decisiones por nuestra cuenta y nos hemos acostumbrado a buscar un salvavidas en la aprobación ajena.

El verdadero significado de la intuición

La intuición no es magia; es el resultado de la información que has acumulado a lo largo de tu vida. Es un sexto sentido que procesa datos de manera inconsciente, manifestándose como un sentimiento, una corazonada o una voz interna que te guía.

Pero aquí está la parte que a menudo se nos escapa: la intuición no siempre se trata de acceder a respuestas definitivas. A veces, cuando escuchas tu voz interior, te dice que no sabes lo suficiente, que deberías investigar más o que la respuesta aún no está clara. He aprendido que si no estoy seguro de algo y quiero tomar una decisión precipitada, no debería hacerlo. Esa prisa casi siempre es una señal de que no queremos conocer las respuestas que surgirían de actuar con la debida diligencia.

Tu intuición no es un atajo; es un GPS que te indica el camino, incluso si ese camino es más lento.

Cómo empezar a escucharla

Necesitamos aprender a confiar en nuestra intuición. Es una habilidad, como cualquier otra, que requiere práctica. Aquí te comparto cómo puedes empezar a conectar con esa voz que has olvidado:

  1. Haz una pausa antes de preguntar. La próxima vez que te sientas tentado a preguntar a alguien su opinión, detente. Cierra los ojos y pregúntate primero a ti mismo: "¿Qué es lo que realmente siento que es lo correcto?". Dale a tu intuición el espacio para hablar.

  2. Date tiempo para la reflexión. Nuestra vida agitada no nos deja espacio para escuchar. Dedica unos minutos al día para estar en silencio. Puede ser en una caminata, antes de dormir o con los ojos cerrados. Permítete simplemente ser y observar los pensamientos y sensaciones que surgen.

  3. Empieza con decisiones pequeñas. No empieces con decisiones que cambian la vida. Practica con cosas simples. ¿Qué película ver? ¿Qué comer? Observa cómo se siente tu cuerpo y tu mente con cada opción. Con cada acierto, tu confianza en tu intuición crecerá.

  4. Aprende a diferenciar. Con el tiempo, aprenderás a distinguir la voz de tu intuición (que es tranquila y segura) de la voz de tu miedo (que es ruidosa y ansiosa). Tu intuición te guía, tu miedo te paraliza.

Al final, tu intuición es tu relación más honesta. No hay nadie que se conozca mejor que tú mismo. Cuando te atreves a escuchar, dejas de buscar garantías externas y descubres que la mayor seguridad que necesitas ya vive dentro de ti.

Luis Mendez