Tus pensamientos son tu destino
El doctor en psicología clínica David Stoop cuenta una historia asombrosa. Un hombre, que solía viajar como polizón en trenes de carga por todo Estados Unidos, se subió a un vagón una noche. La puerta se bloqueó, y en la oscuridad total, se dio cuenta de que estaba atrapado en lo que parecía ser un congelador, un vagón frigorífico. El miedo lo invadió; golpeó la puerta y pidió auxilio, pero nadie lo escuchó. Mientras luchaba contra el frío, escribió un mensaje en el suelo. a La tarde siguiente, cuando los técnicos del ferrocarril lo encontraron, el hombre estaba muerto, con el aspecto de alguien que había fallecido de hipotermia. Lo curioso era que el vagón frigorífico estaba roto y la temperatura interior apenas alcanzaba a enfriar.
Aquel hombre murió porque sus pensamientos le dijeron que se iba a morir congelado.
Cuando la mente miente, el cuerpo obedece
Lo que le sucedió a este hombre es un ejemplo asombroso de la conexión entre tu mente y tu cuerpo. Para tu cerebro, no hay diferencia entre una amenaza real y un pensamiento que percibes como una amenaza. Cuando tu mente acepta un pensamiento como una verdad, tu cerebro envía señales que activan una respuesta fisiológica completa. En el caso del hombre, su cerebro creyó la narrativa falsa de que se estaba congelando. Por eso su cuerpo somatizó, creando los síntomas de la hipotermia que finalmente terminaron con su vida, a pesar de que la temperatura del vagon no lo justificaba.
Consigues lo que piensas
Quizás hoy no estés encerrado en un vagón, pero es posible que estés atrapado por la culpa, el miedo o la ansiedad. Puede que no pienses que estás a punto de congelarte, pero tu cerebro no deja de repetirte que estás a punto de colapsar o de fracasar. Aunque no se haya bloqueado la puerta de un vagón, tal vez te encuentres constantemente bloqueado por críticas, las burlas de otros que arrastras desde la infancia o el rechazo de tu propia familia o pareja.
La verdad es que, aunque en la vida no siempre conseguimos lo que queremos, a menudo conseguimos lo que pensamos recurrentemente. Esto significa que obtenemos lo que nuestro cerebro cree y se prepara para que suceda. Como escribió Henry Ford, "Ya sea que pienses que puedes o que pienses que no puedes, en ambos casos estás en lo cierto". Lo que uno piensa es lo que determina lo que ocurre en tu vida. Si piensas que tu día será difícil, ten por seguro que así será.
Otro estudio demostró que los pensamientos negativos que generan miedo y la frustración hacen que nuestro ADN se comprima, lo cual empieza a desconectar los códigos genéticos. Esto demuestra que lo que piensas, literalmente, definen la calidad de tu vida, tu salud, tu manera de percibir el mundo y hasta la manera en que ves a Dios. Si piensas bien, vivirás bien. Si piensas mal, vivirás mal. Así de simple.
¿De qué estás alimentando tu mente?
La pregunta clave es: ¿De qué estás alimentando tus pensamientos a diario?
Reflexiona sobre esto.
La clave para vivir una vida plena y llena de bienestar no es esperar que el mundo cambie, sino transformar tu mente. La mente es un jardín: si siembras flores, cosecharás belleza; si siembras maleza, cosecharás frustración.
Es por eso que he decidido compartir mi aprendizaje diario contigo. Para que empieces a alimentar tu mente para bien, te invito a suscribirte de manera gratuita a mis "Cartas del Domingo" en www.luismendez.org. Con ellas, recibirás reflexiones semanales para empezar la semana enfocando tu mente hacia una vida de bienestar.