Manual de supervivencia para conversaciones incómodas
A todos nos pasa!
Esas conversaciones que te hacen desear tener superpoderes de invisibilidad, o aún mejor, el poder de fulminar al otro con un simple chasquido de dedos. Sabes que una charla será incómoda cuando notas los tres jinetes del apocalipsis verbal: opiniones contrarias, emociones por los cielos y mucho en juego.
¿Y cómo las manejamos?
A veces, somos unos maestros. Nos vestimos de diplomáticos, controlamos nuestra voz y damos lo mejor de nosotros. A veces. Pero…. seamos honestos: el 99% de las veces, nos transformamos en la peor versión de nosotros mismos. Gritamos, reaccionamos, decimos barbaridades y luego nos preguntamos:
"¿En qué estaba pensando?".
Tu cerebro entra en modo "gorila"
Te preguntarás por qué pasa esto. Pues bien, la biología tiene la respuesta. Cuando un tema te enciende por dentro, tu cuerpo se inunda de adrenalina. Tu cerebro, en un momento de pánico, desvía la sangre de tus centros de razonamiento a tus puños y a tus piernas, porque cree que estás a punto de pelear con un mamut. Básicamente, la parte inteligente de tu cerebro se va de vacaciones y deja al cavernícola al mando.
No es de extrañar que, en pleno conflicto, actuemos y digamos cosas que en ese momento suenan lógicas, pero que después, al analizarlas, parecen totalmente absurdas. Es como tratar de ganar un debate con un cerebro que está borracho de adrenalina. Al no tener un manual de instrucciones para estas situaciones, improvisamos. Y el resultado es que nuestro peor "yo" se pone al frente.
Esas conversaciones que evitas (hablar del divorcio, pedirle a tu jefe que se comporte, decirle a tus suegros que no se metan, pedirle a un amigo que te pague) terminan arruinando relaciones.
Todo por nuestro "cerebro gorila".
El secreto es domar a tu gorila interior
Antes de lanzarte a esa conversación incómoda, el primer paso es recordar que a la única persona que puedes controlar directamente es a ti. Entonces, ¿cómo le ganas la partida a tu cerebro de primate?
El secreto de los maestros de la comunicación es simple: antes de hablar, se detienen a pensar. Dejan de creer que la otra persona es la fuente de su enojo y se hacen unas preguntas clave para re-conectar su cerebro racional:
¿Qué quiero realmente lograr para mí?
¿Qué quiero para la otra persona?
¿Qué quiero para esta relación?
Hacerte estas preguntas es como un truco mental para alimentar a tu cerebro con lógica y alejar la furia del gorila. El verdadero arte de las conversaciones incómodas no es ganar el pleito, sino dominar a tu propio simio.
Al final, la clave para manejar esas conversaciones no está en tener las palabras perfectas, sino en tener el control de ti mismo. Así que pregúntate: ¿Qué conversaciones estás evitando no solo con los demás, sino contigo mismo? El verdadero cambio comienza cuando dejas de culpar a la otra persona, o a la situación. Comienza cuando decides nutrir a tu cerebro y te permites ser la persona que quieres ser, incluso en los momentos más difíciles.
Lo importante para una vida más auténtica y relaciones más sanas es tener el coraje de enfrentar la conversación más difícil de todas: la que tienes contigo mismo antes de afrontar una conversación incomoda.