Demasiado bueno para ser verdad: La trampa de la felicidad

¿Te ha pasado?

Ves que todo va increíble. Tu vida es una historia de éxito, una racha ganadora, y de repente, una vocecita dentro de ti te dice: "Ajá, pero... ¿demasiado bueno, algo malo pasará?". Es esa sensación de que el cielo se está preparando para lanzarte un buen revés. A mí me pasaba. No podía aceptar que todo lo bueno me sucediera sin sentir que, en cualquier momento, una pesada roca de caricatura iba a caer sobre mi cabeza.

Esta sensación es más común de lo que crees. Y no, no estás loco, solo estás lidiando con tu propio cerebro aguafiestas.

Tu cerebro, ese viejo gruñón

La ciencia tiene un nombre para esto: el sesgo de la negatividad. Es esa tendencia de nuestro cerebro a ser un "viejo gruñón" que presta más atención, recuerda mejor y se deja influenciar más por las cosas malas que por las buenas. Cuando la vida te da una racha de éxito y felicidad, tu cerebro, que está acostumbrado a estar en modo de cautela, se pone nervioso. Piensa que tanta felicidad es una trampa, una situación sospechosamente inestable.

Ahí es donde se enciende una alarma interna que te grita: "¡Alerta, peligro! ¡Prepárate para algo malo!". Y esto ocurre porque a tu cerebro le duele dos veces más perder algo que el placer que siente al ganarlo. Así que cuando todo va de maravilla, se aferra tanto a esa sensación que se vuelve paranoico con la idea de perderla. Y en su pánico, te hace creer que la felicidad es un globo a punto de explotar.

Entonces, ¿cómo le ganas la partida a esta guardia de seguridad mental? Te presento un truco infalible:

el método del peor escenario.

Negociando con tu cerebro ansioso

Este ejercicio es tu arma secreta para calmar a tu cerebro y demostrarle que tienes el control. Cuando esa vocecita te diga que algo malo va a pasar, siéntate y hazte estas preguntas como si estuvieras negociando con un niño berrinchudo:

  • "Ok, cerebro, ¿cuál es el peor berrinche que puede hacer la vida?" Piensa de manera realista y con todos los detalles en lo más terrible que podría suceder.

  • "Y si eso pasa, ¿puedo sobrevivir a ese desastre?" Sé honesto. Descubrirás que, en la mayoría de los casos, eres un guerrero del café y el internet, capaz de levantarte una y otra vez.

  • "¿Qué puedo hacer hoy para evitar que eso sea un desastre?" Si tu miedo es perder el trabajo, ¿qué puedes hacer hoy? Quizás actualizar tu currículum, aprender algo nuevo o ahorrar. Esto le da una tarea a tu cerebro y lo hace sentir útil.

Y ahora, para darle un equilibrio a tu cerebro, también pregúntale:

  • "Cerebro, ¿cuál es el mejor berrinche que la vida podría hacer?" Es decir, ¿qué es lo mejor que podría pasar en esta situación?

  • "¿Qué puedes hacer hoy para que ese escenario se haga realidad?"

  • "Si ese escenario se hace realidad, ¿cómo vamos a celebrarlo?"

Con este método, te das cuenta de que el "monstruo" en tu mente no es tan aterrador como parece. Al prepararte para lo peor y soñar con lo mejor, le demuestras a tu cerebro que tienes un plan, y eso le da la señal para que se relaje. La mayoría de las veces, el escenario que vives es mucho menos dramático que el que te imaginas.

La vida no es una trampa. La felicidad no es un preludio de la tragedia. Al final, la verdadera tranquilidad no está en evitar las caídas, sino en tener la confianza de que puedes levantarte y seguir adelante, sin importar lo que pase. Y la gratitud es la única señal que nos recuerda que está bien disfrutar del viaje sin miedo a que termine.

Luis Mendez