El agotador precio de querer agradar a otros.

En mi adolescencia, viví bajo una creencia de la que no me daba cuenta: "Haré lo que sea necesario para encajar. Si lleno sus expectativas, eso hará que me aprecien más". Así era como me guiaba, mi forma de navegar por un mundo que sentía que no era mío. Inconscientemente, seguía este patrón de aprobación y validación, siempre buscando la aceptación de los demás, un aplauso para sentirme valioso. Y aunque a veces lo conseguía, no había nada más agotador que vivir de esa forma. Ahora que lo pienso, puedo entender perfectamente por qué hubo años en los que me sentía totalmente drenado, como si mi energía vital se hubiera escapado por completo.

¿Te has sentido así? Quizás en tu matrimonio, tratando de agradar todo el tiempo a tu pareja para ganarte su aprobación, o en el trabajo, dando toda tu energía y tiempo para sentirte valorado por tu jefe. Dime si no es agotador y nunca es suficiente.

Años después, entendí la verdad detrás de esa fatiga: el sentido de pertenencia que tanto buscaba no estaba en el exterior. Aprendí que para tener un verdadero y profundo sentido de pertenencia, primero tenía que dejar de ser una versión adaptada de mí mismo y traer de vuelta a mi verdadero yo. Y para traerlo de vuelta, necesitaba practicar el amor propio.

El amor propio no es un sentimiento, es un acto de disciplina

Durante mucho tiempo, el amor propio fue para mí una idea superficial: disfrutar de mi comida favorita, viajar o un ir de compras. Pero me equivoqué. El amor propio es la práctica diaria de recordarnos que somos suficientes, que no tenemos que ganar nuestro valor. Es la valentía de regresar a quienes realmente somos, incluso si eso significa incomodar a los demás.

El amor propio es la disciplina que te permite responder a la pregunta de por qué haces lo que haces, no con el objetivo de agradar a otros, sino para honrar a la persona que eres. Es la suma de esas pequeñas acciones que te llevan de vuelta a ti.

Así se ve el amor propio en acción:

  • Meditar: Para acallar el ruido externo y escuchar la voz de tu intuición.

  • Ejercitarte y cuidar tu alimentación: Para honrar el templo que es tu cuerpo, el único lugar donde puedes vivir.

  • Decir tu verdad: Para expresar tus opiniones honestamente, sabiendo que tu voz es valiosa.

  • Poner límites: Para decir "no" cuando algo va en contra de tu bienestar.

  • Trabajar en tus emociones: Para sanar las heridas del pasado en lugar de dejarlas sangrar en el presente.

  • Perdonar tus errores: Para ver tus fallas como oportunidades de aprendizaje, no como defectos irreparables.

El verdadero sentido de pertenencia

El sentido de pertenencia no se encuentra fuera de ti, en la aprobación de otros, sino dentro de ti, en el amor que te das a ti mismo. Cuando te atreves a ser auténtico y a abrazar tu verdadero ser, descubres que la pertenencia no es algo que se gana, sino algo que ya eres.

No necesitas encajar para pertenecer. Ya perteneces a ti mismo. Y en ese acto de regresar a tu verdadero yo, encontrarás el hogar y la aceptación que has estado buscando toda tu vida.

Luis Mendez