Anestesiando el alma: ¿Qué comportamiento usas para escapar?
Hace muchos años, una noche, me despertó un dolor insoportable en un diente. Lo que hice para aliviarlo fue tomar una pastilla y, al poco tiempo, el dolor desapareció. La idea de ir al dentista ni siquiera cruzó por mi mente, no me gusta eso. A los pocos días, el dolor volvió a aparecer. Volví a tomar una pastilla, pero esta vez, su efecto duró menos tiempo. Tuve que tomar otra, y luego otra. Pasaron semanas en las que me acostumbré a ir aumentando la dosis de ese medicamento que solo me calmaba el dolor temporalmente.
Hasta que una tarde, el dolor fue tan fuerte que ya ninguna medicina hizo efecto. Tuve que ir al dentista para resolver el problema de fondo. El diagnóstico fue claro: tenía el diente picado de tanto azúcar y una infección en la encía que hubo que tratar. El proceso fue incómodo y en ocasiones doloroso, pero una vez que terminó, el dolor nunca volvió a regresar. Aprendí a cuidarme para que no volviera a suceder.
En la vida pasa exactamente lo mismo. Nos acostumbramos a usar comportamientos adictivos para adormecer el dolor que llevamos dentro.
La adicción es un síntoma, no el problema
La mayoría de nosotros describe comportamientos como fumar, drogarse, la pornografía, comer en exceso, o pasar horas en redes sociales como el problema principal que desean resolver. Y tratan de eliminar esos comportamientos. Sin embargo, después de leer investigaciones, estudiar sobre el tema y trabajarlo en mi vida personal, he llegado a una conclusión: todo lo que llamamos adicción no es más que un comportamiento que intenta mitigar el dolor que sentimos sobre algo que no sabemos cómo manejar.
La adicción es solo la consecuencia.
Nuestra primera respuesta a los sentimientos dolorosos no es abrazar la incomodidad y sentirlos, sino adoptar un comportamiento que nos proporcione el alivio más rápido. Adormecemos el dolor con cualquier cosa que nos dé un escape inmediato:
Sustancias: alcohol, drogas.
Comportamientos: comida, sexo, relaciones, apuestas, compras, trabajo en exceso, redes sociales, perfeccionismo.
Evasión emocional: chisme, juicio, cuidar de otros, religión.
Las emociones que sentimos son como ese ruido producido por el pequeño barreno que usan los dentistas. Cuando lo escuchamos, no solo nos provoca incomodidad al punto de hacernos sudar, sino en ocasiones molestias y dolor. Tan solo imaginar ese sonido detona en nosotros un miedo intolerable a enfrentar el proceso de arreglar lo que nos duele. No nos educaron con las habilidades y la práctica emocional necesaria para enfrentar la incomodidad del proceso.
¿Qué comportamiento usas para escapar?
Todos buscamos anestesiarnos para mitigar las emociones difíciles. Pero al igual que con mi diente, la pastilla no resuelve la caries. Dejar de usar la "pastilla" de tu adicción sin resolver la raíz del problema solo te deja sin tu mecanismo de escape.
Es hora de ser honestos contigo mismo. Pregúntate:
¿Tu comer, beber, gastar, apostar, salvar al mundo, chismear, juzgar, trabajar todo el tiempo o perfeccionismo se interponen en tu camino hacia la autenticidad?
¿Te impiden ser honesto en términos emocionales, establecer límites y sentirte valioso?
¿Qué comportamiento estás usando para escapar de la realidad de tu vida?
La única forma de sanar y encontrar la paz es tener el coraje de ir al "dentista" de tu alma. El proceso de enfrentar lo que te duele es incómodo y a veces doloroso, pero una vez que resuelves el problema de fondo, el dolor emocional no volverá a dominarte.