Busqué Aprobación y Solo Conseguí una Celda
El Error: El Voto Universal de Inseguridad
Yo fui, durante años, el esclavo perfecto. El tonto con una misión: conseguir el voto unánime de la humanidad.
Mi vida no se regía por mis valores, sino por un complejo algoritmo de validación externa.
¿Mi ropa le gusta a mis amigos ?
¿Mi trabajo impresiona a mis padres?
¿Mi opinión en esta cena es lo suficientemente inteligente para que me respeten?
Estaba tan ocupado intentando ser la versión que creía que los demás querían, que dejé de tener una versión propia. Dejé de hablar de mis gustos raros, dejé de perseguir proyectos que me daban vergüenza, y me convertí en un camaleón emocional: adaptándome al entorno hasta que ya no sabía de qué color era yo realmente.
Y esa es la pendejada más grande: Buscar la aprobación te convierte en un prisionero de la opinión ajena.
La Celda sin Paredes
La gente te vende la aprobación como un premio, pero es una jaula. ¿Por qué?
La Opinión es un Barco que se Hunde: Lo que le gusta a uno, le disgusta a diez. Intentar complacer a todos es un esfuerzo de Sísifo. Es agotador y estúpido, porque la gente cambia de opinión más rápido de lo que tú puedes cambiar de camiseta.
El Precio de la Entrada: Para obtener su 'Me Gusta', tienes que pagar con tu autenticidad. Te obligas a reprimir tus deseos, a simular entusiasmos y a rechazar las partes de ti que son "demasiado". Estás vendiendo tu alma por un like.
Te Vuelves un Cobarde: El miedo a perder esa aprobación te impide tomar riesgos. No inicias el negocio. No dejas la relación tóxica. No viajas solo. Te quedas en la zona de confort que otros diseñaron para ti.
El Día de la Fuga (La Lección)
Mi momento "Ah, caray" llegó cuando finalmente hice algo radical y totalmente egoísta. No importa qué fue, lo importante es que a un grupo grande de gente no le gustó. Me criticaron, me juzgaron, y algunos se fueron.
Y en lugar de sentir el terror habitual, sentí... paz.
Me di cuenta de que esas personas que se fueron solo amaban la máscara que yo usaba. Al quitarme la máscara, ellos se despidieron. ¡Genial! Me ahorraron el trabajo de tener que echarlos.
La lección es simple: El objetivo de tu vida no es ser la mascota de la sociedad. Es ser el jefe de tu propia existencia.
Tu objetivo no es gustarle a los demás. Tu objetivo es gustarte a ti mismo, desnudo, sin maquillaje social, sin importar si a tu madre, tu jefe o ese 'amigo' le parece bien.
Cuando empiezas a gustarte a ti mismo, el ruido exterior se convierte en eso: ruido. Es irrelevante. Eres libre porque ya no necesitas la llave de la celda que está en el bolsillo de otra persona.
Lo irónico es que la gente empieza a respetar la versión de ti que dejó de rogar por respeto.
¿Cuál es esa cosa que siempre has querido hacer o decir, pero que no haces por miedo al qué dirán? ¿Quién es la persona de la que más te importa la aprobación, y por qué le has dado tanto poder?
Rompe tus cadenas y sé libre.