No Estás Perdiendo Amigos, Estás Desparasitando tu Vida
El Error: El Club de los Inseguros
Fui el inestable que coleccionaba gente. Tenía un pánico tan grande a la soledad que consideraba "amigo" a cualquiera que recordara mi nombre y me invitara a tomar un café. Mi autoestima era inversamente proporcional a mi agenda: cuanto más llena estaba, más seguro me sentía.
Mi gran error fue confundir cantidad con calidad, y sobre todo, confundir amistad con costumbre.
Te pasas años invirtiendo tiempo y energía en un "círculo social" que, honestamente, es más un círculo vicioso. Tienes amigos que solo te llaman para que les sirvas de:
Terapia Barata: Solo hablan de sus problemas, jamás preguntan por los tuyos.
Comodín: Solo aparecen cuando les cancelaron el plan A, B, y C.
Recordatorio de tu Pasado: Te recuerdan constantemente quién eras para que no se te ocurra evolucionar.
Y tú, con miedo a que la silla quede vacía, te aferras a todos ellos. Te dices a ti mismo: "Es que son mis amigos de toda la vida" o "Qué voy a hacer sin ellos." tontería. Estás pagando una membresía emocional a gente que ya no te suma.
La Crisis: La Poda Dolorosa (Y Necesaria)
El verdadero despertar viene cuando empiezas a crecer. De repente, lees un libro, pones un límite, cambias de trabajo, o simplemente dejas de beber tanto. Y ¿qué pasa? La gente empieza a desaparecer.
Al principio, te sientes miserable. "¡Estoy perdiendo a mis amigos!" Piensas que eres tú el que está fallando. Lloras, les escribes, les preguntas qué pasó.
Y el silencio (o la excusa floja) es la respuesta más honesta: No te están perdiendo. Te están rechazando. Rechazan la nueva versión de ti, porque la vieja, la cómoda, la que no hacía preguntas incómodas, era más útil para ellos.
El consejo inteligente que te doy hoy, es el que aprendí llorando sobre mi agenda vacía:
Cuando tu vida se siente más grande, automáticamente elimina a las personas pequeñas.
No estabas perdiendo amigos. Estabas perdiendo gente que no tenía el ancho de banda para tu nueva vibración. Estabas perdiendo gente que solo venía a sacar provecho y se molestaba cuando ya no tenías tiempo para sus dramas porque estabas ocupado construyendo algo.
Dejar ir es una señal de que estás ganando.
Ganaste el coraje para ser tú mismo.
Ganaste la valentía para estar solo y disfrutarlo.
Ganaste espacio y energía para los verdaderos amigos, esos que te celebran sin envidia.
Si hoy tu círculo se siente más pequeño, es una victoria. Significa que el filtro funcionó. Eres un mejor anfitrión y ya no invitas a gente que te roba la comida.
El único amigo que vale la pena conservar es el que está en constante crecimiento,