La lista interminable de "seré valioso cuando..."

Desde que somos niños, nos enseñan, de manera sutil o explícita, a ganarnos el amor y la aprobación. Aprendemos que si sacamos buenas notas, nos portamos bien, o cumplimos las expectativas de nuestros padres, somos merecedores de elogios. Este sistema de recompensas, aunque bien intencionado, planta una semilla peligrosa en nuestra mente: la idea de que nuestro valor es una meta que se alcanza.

De adultos, esta creencia se manifiesta en una lista interminable de requisitos que, creemos, debemos cumplir para sentirnos valiosos. La lista suena algo así:

  • "Seré valioso cuando tenga el cuerpo que deseo."

  • "Seré valioso cuando consiga ese título académico."

  • "Seré valioso si gano mucho dinero."

  • "Seré valioso si logro mantener mi matrimonio."

  • "Seré valioso si mis padres me aprueban."

Es una trampa. Cada vez que cumplimos uno de estos requisitos, la mente simplemente agrega otro. Es una carrera sin meta final, un ciclo de búsqueda y validación que nunca termina. ¿Por qué? Porque el valor personal no tiene requisitos previos.

El gran desafío: creer que somos suficientes ahora

El verdadero desafío para la mayoría de nosotros no es lograr más cosas, sino creer que ya somos dignos y valiosos ahora mismo, en este instante. La valía personal no se gana, no es algo que se nos otorga por nuestros logros o por lo que otros piensan de nosotros. Es una verdad inherente a quiénes somos.

La experta en vulnerabilidad, Brené Brown, lo describe a la perfección: "Solo cuando somos capaces de soltar lo que otros piensan y adueñarnos de nuestra propia historia, logramos acceder a esa valía personal. Es esa profunda sensación de que somos suficientes tal y como somos y que somos dignos de amor y pertenencia, sin condiciones".

Un solo elemento nos separa del amor real, de la paz que viene con la autoaceptación: la idea de que no valemos lo suficiente. Es un juicio que nos ponemos encima, una barrera invisible que nos impide conectar con los demás de manera auténtica y, lo más importante, con nosotros mismos.

Deja ir la lista, encuentra tu valor

El camino hacia la valía personal comienza con un acto de valentía: renunciar a esa lista de "seré valioso cuando...". Es un viaje de desaprender viejas creencias y abrazar una nueva.

No se trata de dejar de aspirar a ser mejores, de lograr metas o de tener ambiciones. Se trata de entender que si persigues esas cosas desde un lugar de suficiencia y no de carencia, el viaje será mucho más gratificante. El éxito se convierte en una expresión de tu valor, no en una prueba de él.

Empieza hoy. Mírate al espejo y, en lugar de juzgarte, repite en voz alta: "Soy suficiente. Soy digno de amor y pertenencia, tal y como soy, ahora mismo". Puede que suene extraño al principio, pero con el tiempo, dejarás de buscar la validación de los demás y empezarás a confiar en la única opinión que realmente importa: la tuya..

De adultos, esta creencia se manifiesta en una lista interminable de requisitos que, creemos, debemos cumplir para sentirnos valiosos. La lista suena algo así:

  • "Seré valioso cuando baje de peso y tenga el cuerpo que deseo."

  • "Seré valioso cuando consiga ese título académico."

  • "Seré valioso si gano mucho dinero."

  • "Seré valioso si logro mantener mi matrimonio."

  • "Seré valioso si mis padres me aprueban."

Es una trampa. Cada vez que cumplimos uno de estos requisitos, la mente simplemente agrega otro. Es una carrera sin meta final, un ciclo de búsqueda y validación que nunca termina. ¿Por qué? Porque el valor personal no tiene requisitos previos.

El gran desafío: creer que somos suficientes ahora

El verdadero desafío para la mayoría de nosotros no es lograr más cosas, sino creer que ya somos dignos y valiosos ahora mismo, en este instante. La valía personal no se gana, no es algo que se nos otorga por nuestros logros o por lo que otros piensan de nosotros. Es una verdad inherente a quiénes somos.

La experta en vulnerabilidad, Brené Brown, lo describe a la perfección: "Solo cuando somos capaces de soltar lo que otros piensan y adueñarnos de nuestra propia historia, logramos acceder a esa valía personal. Es esa profunda sensación de que somos suficientes tal y como somos y que somos dignos de amor y pertenencia, sin condiciones".

Un solo elemento nos separa del amor real, de la paz que viene con la autoaceptación: la idea de que no valemos lo suficiente. Es un juicio que nos ponemos encima, una barrera invisible que nos impide conectar con los demás de manera auténtica y, lo más importante, con nosotros mismos.

Deja ir la lista, encuentra tu valor

El camino hacia la valía personal comienza con un acto de valentía: renunciar a esa lista de "seré valioso cuando...". Es un viaje de desaprender viejas creencias y abrazar una nueva.

No se trata de dejar de aspirar a ser mejores, de lograr metas o de tener objetivos. Se trata de entender que si te enfocas en esas cosas desde un lugar de suficiencia y no de carencia, el viaje será mucho más gratificante. El éxito se convierte en una expresión de tu valor, no en una prueba de él.

Empieza hoy. Mírate al espejo y, en lugar de juzgarte, repite en voz alta: "Soy suficiente. Soy digno de amor y pertenencia, tal y como soy, ahora mismo". Puede que suene extraño al principio, pero con el tiempo, dejarás de buscar la validación de los demás y empezarás a confiar en la única opinión que realmente importa: la tuya.

Luis Mendez