La Fruta Podrida del Éxito: 11 Años de Fracaso Oculto (Gracias, Del Toro)
Nuestra sociedad está dañada por una sola obsesión: el Triunfo. Creemos que el éxito debe ser inmediato, visible y sin fallos. Si no está en redes sociales, no existe. Si no es perfecto, es un fracaso.
Yo fui el primero en vender esa imagen, el necio que solo mostraba la medalla de oro, no los fracasos en el agua fría.
Esta obsesión por el triunfo es una trampa mortal, y me quedó clarísimo cuando escuché al maestro del cine Guillermo del Toro, hablando sobre su trabajo.
Del Toro reveló que ha escrito unos 25 guiones en su carrera, pero solo ha rodado 10 películas. Piensa en la aritmética: cada guion le lleva un año de su vida.
"Honestamente, pasé más de 11 años de mi vida haciendo cosas que no fueron fructíferas."
¡Zas! Ahí está la honestidad brutal que ningún gurú te va a vender.
La Mentira del Éxito 10/10
Cuando vemos la carrera de un genio como Del Toro, solo vemos los 10 éxitos, las estatuillas. Nunca vemos los 15 proyectos fallidos que consumieron 15 años de su vida.
Y eso es mucho más humano y real que el cuento de hadas de los influencers que quieren que creas que todo lo que tocan se convierte en oro.
La verdad es que la vida de cualquier persona exitosa (el nadador olímpico, el escritor de best-sellers, el empresario millonario) está construida sobre una montaña de desechos, errores y proyectos que se fueron al caño.
El valor de Del Toro no está solo en las 10 películas que filmó; está en la disciplina de haber escrito 15 guiones sabiendo que, estadísticamente, la mayoría de ellos terminaría en un cajón. Eso es Coraje. Eso es madurez.
Si tu porcentaje de éxito es 10 de 25, ¡estás en el club de los maestros! Pero solo si tienes la valentía de contar los 15 fracasos.
La Ilusión de la Permanencia
Nuestra obsesión por el triunfo también olvida una verdad fundamental: todo es temporal.
El éxito que consigues hoy es efímero. La medalla se empolva. El dinero se gasta. El triunfo es solo un punto en el tiempo. La única cosa que es constante es el proceso de presentarte al trabajo todos los días (la disciplina), sin importar si el guion anterior se hundió.
Y la realidad es que el éxito, cuando llega, viene mezclado con más ansiedad y más miedo a perderlo. La única manera de ser libre es soltar la idea de que el triunfo es una meta final. Es una estación, no el destino.
💡 Reflexión Final
Si hay algo que aprendí del Maestro Del Toro y de mis propios fracasos como necio, es esto:
El éxito no es una métrica, es una falacia. Lo único real es la disciplina para presentarte al día siguiente después de que un proyecto de un año se fue a la basura.
Deja de obsesionarte con el triunfo.
Tu valor no está en tu porcentaje de éxito; está en tu capacidad de recuperarte de tu porcentaje de fracaso. Esa es la verdadera gloria.