El mito de sanar al niño interior para vivir en el presente
Conocí a un hombre cuya vida adulta estaba marcada por relaciones que siempre terminaban de la misma manera: justo cuando el vínculo se volvía profundo, sus parejas lo abandonaban. Su explicación era una sola: "No puedo tener una relación estable porque mi padre me abandonó cuando era niño. Esa herida es la raíz de todo". Él creía que el único camino era dedicar años a revivir y sanar el dolor de ese niño abandonado.
Su historia, aunque dolorosa, me hizo darme cuenta de que el foco estaba mal puesto. Si bien no hay duda de que tu historia te marcó , quedarte atrapado en esa historia puede ser una forma sutil de huir de tu vida actual.
Hemos llegado a un punto en el que justificamos demasiadas de nuestras acciones y fallos en el presente por lo que vivimos de niños. Nos decimos: "Soy así por culpa de mis padres", o "No puedo manejar la intimidad por esa herida". ¿Y si te dijera que no necesitas sanar a tu niño interior para cambiar tu vida adulta?
Personalmente, creo que parte de vivir en el presente no se trata de sanar al niño interior, sino de enseñarle al adulto de hoy a vivir.
El peligro de revivir el trauma
El foco no debería estar en revivir el trauma una y otra vez. Si bien explorar el pasado puede darte comprensión sobre por qué te sientes o actúas de cierta manera, dedicarte obsesivamente a "sanar a tu niño interior" puede estar solo entreteniéndote mientras tu vida en el presente se cae en pedazos.
El pasado es importante porque permite entender muchas cosas: por qué reaccionas como reaccionas, por qué eliges a ciertas personas o por qué te saboteas. Pero la historia, por más que importe, no justifica el no crecer.
Sanar no es solo sentir; es entrenar. De nada sirve llorar por tu infancia si en el presente sigues eligiendo parejas, trabajos o caminos que te lastiman, eligiendo desde el trauma que tanto dices querer superar. Las lágrimas te dan catarsis, pero el cambio requiere acción.
Las llaves del cambio están en tus manos
No vamos a negar que de niño pudiste haber sido herido, pero ahora eres un adulto que tiene en sus manos las llaves del cambio. Las herramientas prácticas y poderosas para transformar tu vida no dependen del pasado; dependen de tu voluntad en el presente:
Regula tu respiración: Una herramienta presente para manejar la ansiedad de hoy.
Aprende a establecer límites: Una acción adulta que protege tu futuro, no el pasado.
Define tus valores: Clarifica lo que es significativo para ti, el adulto de hoy.
Cambia tu diálogo interno: Reemplaza la voz crítica heredada por una voz de apoyo en el momento.
No necesitas regresar al pasado para aprender a decir "Basta" a los patrones que te destruyen. Para eso, necesitas coraje ahora. La verdadera sanación es la responsabilidad radical de vivir la vida que tienes hoy, sin esperar a que un evento pasado se "arregle" para poder empezar a actuar.
El cambio no se encuentra en el recuerdo; se encuentra en la acción consciente.