Con Dios en la Boca y el Demonio en las Acciones: El Alto Precio de la Incongruencia
Si hay algo que define a un tonto social, es la falta de Congruencia. Es la habilidad de recitar un código moral elevadísimo mientras, en la práctica, vives según otro completamente distinto.
Yo fui un experto en esto. Hablaba de disciplina (como la del agua fría) pero luego me saltaba entrenamientos si nadie me veía. Daba consejos de honestidad, pero mentía en mis gastos.
Mi gran pendejada fue creer que la Congruencia era una opción, algo que podías activar o desactivar según la conveniencia.
La frase que lo resume todo, y que aplica a la vida más allá de lo religioso, es brutalmente cierta: "Con Dios en la boca y el demonio en sus acciones."
Se trata de tener una narrativa (el "Dios" en la boca: "Yo soy una persona de valores, honesta, leal") y luego tener un comportamiento (el "demonio" en las acciones: la traición, el chisme, la pereza, el doble estándar).
El Costo Interno del Fraude
¿Qué pasa cuando vives en esta dualidad?
Destrucción de la Confianza Propia: La gente cree que la incongruencia solo daña la relación con los demás. Falso. El daño principal es a tu relación contigo mismo. Cada vez que actúas en contra de lo que predicas, tu hater interno (ese necio) se fortalece y te susurra: "Eres un hipócrita dañado. No puedes confiar en ti."
Fuga de Energía: Mantener dos vidas—la vida del personaje ejemplar y la vida del patán es psicológicamente agotador. Es como el mono que no suelta los maníes, pero en lugar de ser cazado, eres cazado por la fatiga crónica y la culpa.
El Vacío Emocional: Hablamos de que no hay éxito sin éxito emocional. La incongruencia es el mayor destructor de la paz. No importa cuánto dinero ganes o cuántos amigos tengas, si sabes que tu vida no coincide con tus palabras, vives en un vacío constante. Te sientes dañado porque sabes que no eres auténtico.
La Congruencia es la Disciplina del "Todo o Nada"
La Congruencia no es ser perfecto. Es ser transparente.
Se necesita valentía (el Coraje de hablar desde el corazón) para decir: "Tengo este valor, y voy a fallar, pero voy a hacer todo lo posible por vivir bajo ese valor, incluso cuando me duela."
La disciplina de la congruencia es un ejercicio de todo o nada:
Si tu valor es la honestidad, debes ser honesto en el contrato grande y también en el pequeño gasto de $5 que pudiste haber mentido.
Si tu valor es el respeto, debes respetar al jefe y también al mesero que te trae la comida.
La madurez no es saber qué está bien; es hacer lo que sabes que está bien, incluso cuando no estás motivado y cuando nadie te está mirando.
Si hay algo que aprendí del fracaso y del agotamiento de pretender, es esto:
La paz no se encuentra en el sermón, se encuentra en la acción.
Sé disciplinado con tus valores. Es lo único que te hará dormir en paz.