El Tesoro Mágico: Por Qué "También Esto Es Para Bien" Es la Llave de la Libertad

Fui el tonto que practicaba la gratitud condicional. Daba gracias por el aumento de sueldo, por el buen viaje o por el café perfecto. Pero cuando la vida me lanzaba un pedazo de mierda—un despido, una traición, un obstáculo—, mi gratitud se apagaba.

La mayoría vivimos así. Creemos que la gratitud es la respuesta a algo bueno. Y cuando algo sale mal, saltamos al juicio, la culpa o el victimismo. Y en ese salto, perdemos el poder más grande que tenemos: la perspectiva.

La historia de Najum Ish Gam Zu te obliga a repensar todo lo que creías saber sobre la fe y el agradecimiento.

La Ley Inquebrantable de Ish Gam Zu

En una época de terribles persecuciones romanas, el pueblo judío, con enorme sacrificio, reunió un arcón lleno de preciosas joyas para apaciguar al malvado emperador. ¿Quién fue el elegido para llevar el regalo? Ish Gam Zu, porque decían que siempre le ocurrían milagros.

En el camino, pasó lo peor: los ladrones de una posada robaron los diamantes y llenaron el arcón con arena, piedras y paja.

Al despertar y ver el desastre que lo condenaba a la muerte, ¿qué dijo Ish Gam Zu?

"¡También esto es para bien!"

Cualquier otro se habría hundido en la culpa, el pánico o la huida. Ish Gam Zu eligió la confianza absoluta y siguió su camino, llevando ahora un arcón lleno de basura ante el hombre más temido del imperio.

La Arena Que Se Volvió Estrategia

El emperador, al ver polvo y paja, estaba furioso y listo para ejecutar a todo el pueblo. Pero Ish Gam Zu no cambió su frase.

Fue entonces cuando uno de los consejeros, educado en textos antiguos, recordó una leyenda: un patriarca usaba arena y paja como un arma milagrosa contra sus enemigos.

El emperador, sin nada que perder, envió el "regalo" a una ciudad que no podía conquistar. El resultado fue asombroso: los enemigos fueron derrotados. El emperador, perplejo y asustado, anuló los decretos, llenó varios arcones de diamantes y envió a Ish Gam Zu de vuelta a casa en su carroza real.

Piensa en esto: ¿Qué valor tenían los diamantes para un emperador que ya nadaba en oro? Ninguno. La única forma de salvar al pueblo no era con riqueza, sino con la arena, piedras y paja percibidas como milagro.

Si hoy te doy un consejo inteligente, es porque fui el pendejo que se cegó ante la lección oculta en los momentos de desastre.

La verdadera grandeza de la gratitud es agradecer por las cosas que vengan, se vean como se vean.

El regalo de Ish Gam Zu para nosotros es doble:

  1. Agradecer la Arena: No te quejes del obstáculo (la arena, la pérdida, el fracaso). Agradece su presencia, porque esa arena es el único material que tiene la vida para construir tu siguiente milagro.

  2. Confianza en el Proceso: Entiende que lo que hoy ves como una derrota (el robo de los diamantes) es, en la matriz de la vida, la única pieza faltante para tu victoria.

Tu vida no está diseñada para que ganes todas las batallas, sino para que aprendas a ver que todo obra para bien, incluso (y sobre todo) cuando parece que todo está saliendo horriblemente mal.

Luis Mendez