El poder oculto de las palabras: Tú eres el generador de significado

Hay algo que está más cerca de ti de lo que crees: el inmenso poder que tienes para crear significado.

Como seres humanos, somos generadores de significado por naturaleza. No reaccionamos a los eventos tal como son, sino a lo que interpretamos de ellos. Y esa interpretación, muchas veces, está codificada en las palabras que usamos a diario.

En mi propia vida, puse mucha atención en aquellas palabras que, por su significado, causaban un impacto negativo inmediato en mis emociones y alteraban mi estado de ánimo. Por ejemplo, antes consideraba la expresión "mierda" como algo que me hacía sentir molesto e incluso ofendido. Era una palabra cargada de negatividad y frustración para mí.

Resignificar para liberar tu mente

Un día, decidí resignificar lo que interpretaba de esa palabra. Entré en una fase de "investigación" y descubrí que, en algunos lugares del mundo, esta expresión la usan ¡para referirse a alguien que tiene mucha suerte! (Piensa en el "break a leg" teatral en inglés, o algunas expresiones coloquiales de asombro).

Este pequeño descubrimiento fue liberador. Me di cuenta de algo fundamental: yo tengo la capacidad de elegir lo que significan las palabras para mí y cómo estas influyen en mi estado de ánimo.

Otro ejemplo que uso ahora es en lugar de decir "estoy muy enojado" (cuando lo estoy), digo: "me siento displaciente". No solo me causa un poco de gracia la palabra (que ya baja la seriedad del momento), sino que reduce drásticamente la intensidad de la emoción. El "enojo" se siente como un volcán, el "displacer" se siente como una simple molestia que puedo manejar.

El ejercicio de la transformación

El cambio en tu vida no siempre está en cambiar los eventos externos, sino en resignificar aquello que aprendiste y que muchas veces catalogas como malo o inaceptable.

Tu vocabulario no es solo una lista de palabras; es un mapa de tus emociones. Si usas palabras extremas ("horrible", "desastre", "insoportable") para describir problemas cotidianos, tu sistema emocional reaccionará con la misma intensidad.

La pregunta para ti es: ¿Te has tomado el tiempo de resignificar esas palabras que tienen un impacto negativo en tu vida? ¿Cuáles son tus palabras "ancla" que te hunden emocionalmente?

Te invito a que hagas el ejercicio. Identifica esas palabras que te causan fricción o te disparan emociones intensas. Luego, busca una forma diferente (un significado más ligero, incluso uno humorístico, como "displaciente") para describir esa misma realidad.

Verás lo increíblemente liberador que es. Es una herramienta sencilla que te recuerda que la llave de tu estado de ánimo no está en la palabra, sino en la decisión que tomas sobre su significado.

Luis Mendez