El Escarabajo Amarillo a Todo Volumen: Por Qué Tienes que honrar tu pasado

Fuimos criados con la idea pendeja de que sanar es sinónimo de amnesia selectiva. Que para avanzar, tenemos que hacer una excavación emocional, enterrar nuestro pasado (literal y metafóricamente) y luego plantar un césped nuevo y perfecto encima.

Nos dicen: "Desapégate. Olvida el pasado. Borra el dolor para empezar una vida nueva."

Y así vivió Kelly. A sus 21 años, el futuro que había construido con Óscar, su prometido, se hizo pedazos. Perder a tu amor joven no es solo un duelo, es el funeral de todas las versiones de ti mismo que ibas a ser. Y Kelly pasó años en terapia, tratando de ser la "buena alumna" que obedecía: olvidar, desapegarse, enterrar.

Pero el alma tiene memoria. Y un amor así no se extingue, solo se congela.

Cuando la Poesía Nace del Trauma (Y la Conexión de Raúl)

Hace poco, tuve la oportunidad de charlar sobre la historia de Raúl y Aleja (la que escribí bajo el título: El Anillo Que No Fue: La Valentía de Resignificar un Amor que No Pudo Sanar). Hablaba de cómo la resignificación era la valentía de honrar y transformar el dolor.

Mientras narraba la historia de la esmeralda que se convirtió en pupila, Kelly, que estaba entre el público, no pudo contener las lágrimas. Ver plasmada en la historia de otros la misma presión de "olvidar" que ella había sentido durante años fue un golpe al alma.

Al final de la conferencia, Kelly se acercó a mí con los ojos llorosos, pero con una luz de revelación. Ella, que había intentado borrarlo todo, por fin pudo verlo.

Óscar no llegaba en silencio. Conducía un escarabajo amarillo y ponía su canción a todo volumen. A él no le importaba el ridículo; solo quería que todo el vecindario supiera: "¡Kelly es mi Sol, y me vale lo que piensen!"

Y en ese recuerdo, Kelly no vio dolor. Vio el regalo más hermoso de su vida:

"Hoy me di cuenta," me dijo con un nudo en la garganta, "que el regalo de Óscar fue: 'Se vale sentir, y vivir lo que sientes'. No tenía que enterrarlo; tenía que honrarlo."

Ella había pasado años tratando de ser discreta, silenciosa y "desapegada" para encajar en el molde de la mujer "sana". Y Óscar, con su escarabajo ruidoso, le había enseñado a ser lo opuesto: ruidosa, honesta y sin vergüenza de su propio sentir.

El Acto de Valentía de No Negar

El trauma es cuando la vida te arranca algo. La poesía es cuando encuentras el sentido en el vacío que dejó.

Kelly entendió que su relación con Óscar fue una vida que ella vivió. Una vida corta, sí, pero real. Y para vivir su nueva vida, no necesitaba negar la anterior; necesitaba incorporarla.

La tontearía es creer que tu nueva vida necesita borrar la antigua para ser válida.

El verdadero acto de amor propio y sanación es reconocer que ese dolor te dio una herramienta, una visión. El amor de Óscar le dio el permiso de ser auténtica y sentir a todo volumen.

Vi cómo el brillo regresó a su rostro. La Kelly que se esforzaba por ser "sana" y "desapegada" se disolvió, y regresó la Kelly que acepta su historia, honra su amor y, por fin, se da permiso de vivir y sentir fuerte.

La Transformación Final: El Mensaje de la Madrugada

Una tarde, recibí un hermoso mensaje, de esos que te confirman por qué vale la pena ser honesto y vulnerable:

"Hola Luis, gracias por estar. Quiero contarte: hoy pude resignificar mi historia con Óscar. El regalo que la relación con él hoy reconozco me obsequió fue el permitirme ser, sin miedo al qué dirán, y vivir cada experiencia al máximo... Utilizaré como símbolo visible de este regalo un pequeño carrito amarillo. Hoy disfruto a plenitud este regalo que la vida me dio a través de esta relación."

Ella no solo honró el regalo; encontró su propio símbolo visible para su nueva valentía. Un pequeño carrito amarillo, un recordatorio diario de que se vale ser ruidoso con la alegría, la tristeza o la simple existencia.

Si hoy te doy un consejo inteligente, es porque fui el pendejo que creyó que el pasado era un lastre que había que cortar.

No tienes que olvidar tu pasado , ni a tus fracasos, ni a tus grandes amores que terminaron mal. Tienes que resignificar el regalo que te dieron.

¿Qué te enseñó ese fracaso? ¿Qué te regaló esa pérdida? Saca esa lección a todo volumen, como un escarabajo amarillo recorriendo la calle. Que el mundo se entere de que tu pasado no te define; te entrena.

No vivas en el cementerio de tus recuerdos. Honra esa vida que viviste, y úsala para encender la vida que estás viviendo ahora.

Luis Mendez